La cantidad de dolor que sentimos se ve afectada por nuestro estado emocional. Desde hace tiempo se sabe que si estamos deprimidos o ansiosos, los niveles de dolor aumentan. La postura también puede afectar los niveles de dolor. Las posturas sumisas, encorvadas y con los hombros encorvados pueden hacernos sentir inseguros y vulnerables y esto aumenta la conciencia del dolor. Una postura fuerte y segura nos ayuda a sentirnos en control de nosotros mismos y más en control de nuestras sensaciones físicas, reduciendo el dolor.
Cuanto más felices somos, menos dolor sentimos. A veces vemos cambios en la postura de las personas que conocemos. Cuando se sienten deprimidos, lo están, desplomados, llevando el peso del mundo sobre sus hombros. Cuando su estado de ánimo mejora, ellos también. Cuando estamos levantados, no encorvados, con los hombros encorvados y pesados, nos sentimos más felices y confiados. Pretender ser feliz, en realidad puede hacernos sentir más felices. Usar sus habilidades de la Técnica Alexander para manifestar su mejor postura, sonreír y encontrar algo de qué reírse puede mejorar el estado de ánimo del día y reducir el dolor.